¿Juntos, pero no revueltos? (Sean Dylan)

Desde mi llegada a Anaya había tenido mis asuntos con las mafias residentes. El alcalde tenía una mano dura con es de las mafias y por eso era que simplemente ellos no podían operar, pero a mí nadie podía detenerme, y es que con un bajo perfil y mi imagen de chico fiestero, simplemente podía meterme a todos los lugares que necesitara para vender productos, además que yo conseguía los productos que quisieran , de donde quisieran y como quisieran.

Era lo bueno de no estar en una “organización”….yo si tenía mis hombres y si me encargaba de hacer algunos arreglos y de entrenar a algunos otros que querían como yo tener su propio nombre en el mundo de los Dealer, pero no era como una magia, no me metía con todos esos asuntos que en ultimas solo llamaban la atención de la policía.

Yo en cambio compraba propiedades que alquilaba a muy bajos precios, o invitaba a algunas amistades a vivir allí de gratis y así, era mi forma de justificar mis ingresos, teniendo negocios fachada.

Desde hacía algunas semanas me había hecho amigo de una joven llamada Elenna, me gustaba pasar el tiempo con ella, simplemente porque no me pedía cambiar, le gustaba estar conmigo así nada más, con mis millones de defectos, algunos tan obvios como las drogas y otros más ocultos como mi temperamento. Aun así ella estaba ahí y era divertido que fuera de ese modo y que no pidiera más de mí que lo que daba…. Le había pedido que se mudara a uno de mis apartamentos, para iniciar, al que quedaba justo al lado del mío para poder tenerla cerca y hacerle el “cobro” que le había dicho….sexo cuando se me ocurriera. Era en realidad una forma tonta de decirle que era gratis, ya que de todos modos ambos nos dábamos lo que queríamos cuando queríamos sin siquiera pedirlo

Aquella noche, había decidido pasar por el apartamento y asegurarme de que todo estuviera en orden, que hubiera algo de comer en el refrigerador y que hubiera cama y cosas limpias para que ella pudiera pasar los primeros días sin tener que gastar mucho dinero, y es que a pesar de mi apariencia descomplicada y despreocupada, cuando alguien hacia parte de mi vida, me importaba e interesaba que todo estuviese en orden y que tuvieran todo lo necesario para estar bien. Recordaba que eso jamás había sido hecho por mí, nadie se había interesado de que yo tuviera todo lo necesario, excepto mi madre y en realidad no quería que nadie más tuviera que sentir ese abandono que yo sentía todo el tiempo.

Así que mientras metía algo de comida en el refrigerador escuche la voz de ella que venía desde el segundo piso del loft
-HOLA!
Dije en voz alta y me gire cuando termine de guardar algunas cervezas
-te estaba dejando en el refri un regalo de bienvenida
Comente sonriendo mientras me acercaba, la tome de la cintura con firmeza y luego la bese apasionadamente
-necesitas algo más?