Una mala noche (Bryan Stanford )

Creo que era tan extraño que yo perteneciera a la familia a la que pertenecía que el día en que decidí ser una contadora en vez de felicitarme mis hermanas vieron mi elección de carrera como una muestra de rebeldía a todo lo que éramos, pero ellas jamás lograrían entender que para mi ese mundo de cosas sobrenaturales era nada mas que un pasatiempo de ellas y que mi interes solo estaba limitado a los libros y a la televisión. No recuerdo las veces que rodee los ojos frente a ellas por eso, quizás si ellas no criticaran tanto a mis novios, pero eso se evaporo cuando tocaron a mi puerta y me volví a concentrar en mi trabajo mientras Tammy entraba para darme unos documentos que tenía que ver urgentemente lo que haría que el trabajo que ya tenía retrasado sobre mi escritorio se retrasara mas.
No tenía que ponerme a pensar en cosas que no venían al caso, después de todo mi compromiso estaba roto gracias a mi gemela y todas mis hermanas estaban sintonizadas para darme concejos y sermones.
Cuando Tammy se fue solté un bufido y me puse a trabajar arrastrando las pocas neuronas que aun me querían funcionar, los números parecían querer engullirme y no tenía muchos ánimos para dar batalla este día.
Las horas habían pasado volando cuando al fin termine mi trabajo y al salir de la oficina vi que era tarde, de verdad tarde, había anochecido y todo, pero al menos me iba con la tranquilizadora sensación de mi trabajo cumplido, al menos todo parecía que iría bien hasta que intente encender mi auto y no funciono. Era increíble y yo de mecánica no entendía nada así que mientras me quedaba sentada mirando el volante como si él tuviera la respuesta a porque no arrancaba, sacando el teléfono de mi bolso solo para descubrir que la batería estaba muerta y eso era genial, hoy todo me sucedería. No tenía dinero suficiente para un taxi no habia recibido mi ultimo cheque y lo poco que tenia lo habia gastado en el almuerzo..
No había mas, salí del auto agradecida de mis zapatos bajos y mi ropa cómoda, cerrando el auto comencé mi caminara a casa, la noche estaba silenciosa y la luna brillaba en todo su esplendor, era algo gracioso lo que se me ocurrió después, porque si alguien quería asaltarme pues se llevaría un fiasco, sin dinero, un teléfono viejo y sin batería y nada de joyas, no era el mejor blanco esa noche, sin mencionar que era cinta negra en Aikido.

Había tenido un mal día en el hospital, en realidad había sido un día horrible. Uno de esos días en los que llegaba a plantearme mi profesión, así que cuando acabe mi turno fui directo a casa y me tome un par de copas para después ponerme la ropa de deporte y salir a correr como cada día.
El correr, y mas de noche me ayudaba a aclarar y organizar todas mis ideas, aparte de mantenerme en forma claro esta y también cuando acababa me sentía limpio, como si con el sudor saliera toda la mierda acumulada a lo largo del día.
En casa tenia una parte del sótano adaptada como un gimnasio, pero seguía prefiriendo correr por la calle por las noches, y aquella noche tenia mucho que sacar.

Estaba completamente concentrado en los pasos que daba, como mis pies iban recorriendo rápidamente la acera, ni sabia por donde iba y al girar una esquina choque con tal fuerza contra alguien que terminamos los dos en el suelo.

- Mierda. Lo siento mucho, no me fije por donde iba... ¿La he hecho daño?

Me disculpe con la misma rapidez con la que me puse en pie y me inclinaba sobre la chica para examinarla por si la había lastimado de mas.

Si tan solo hubiera sabido de antemano la estúpida manera de reaccionar de Cliff, quizás no habría pasado tanto tiempo tratando de complacerlo, pero lo que más me sorprendía era que en realidad no le extrañaba al menos no de la manera en que debería extrañar a la persona con quien iba a casarme, digo si llore, creo pero no estaba hecha un mar de lagrimas.

Por suerte el viaje había puesto distancia entre mi familia y yo, aunque los extrañaba más que a respirar, la distancia de sus “yo te lo dije” era más que necesario. Quizás extrañaría el cálido abrazo de mi padre, pero tener a nueve mujeres diciéndome que él en realidad no era para mí, si que no lo necesitaba.

Bastante difícil era ser la menor, y mas con ocho madres que siempre marcaban cuando me equivocaba, pero tenía que vivir mi vida al menos un tiempo, estar lejos y poder valerme por mi misma.

Había recibido un mensaje de Selene que mi gemela se había divertido vengándose de Cliff después de enterarse como me había tratado y lo que había dicho de ellas, sin duda era algo que me habría gustado ver si no fuera que aun no la perdonaba por lo que había hecho la noche en que lo lleve a casa por primera vez desde que nos comprometimos.

Si seguía divagando creo que terminaría por hablar conmigo misma, y no quería terminar hablando sola al menos no por ahora, pero no podía evitar el pensar que deseaba mucho tener a alguien esperándome en casa, alguien que al menos se preguntara donde estaba yo a estas horas que no había regresado y que fuera alguien que no tuviera el mismo ADN que yo. Aunque de seguro Tabby y las demás me habrían llenado el contestador de mensajes, tendría con que entretenerme mientras me preparaba para dormir.

Sin duda la ropa de oficina no era la mas cómoda para caminatas largas y pensando seriamente en quitarme los zapatos a pesar del frio del suelo y que de seguro después de un tramo dejaría de sentir los dedos de mis pies continúe mi camino tratando de no pensar en que mañana seguro no podría caminar o levantarme cuando de improviso algo me golpeo.

Debía estar cruzando la calle porque aquello sin duda se sentía como un camión con acoplado y mi caída pues no fue nada linda, amable, suave, cómoda, no se quizás sería agradable o ¿tranquila?
Ya no podía discernir, o hablar correctamente cuando mi cabeza había rebotado contra el suelo, dios podría sentir como todo el cuerpo me vibraba por el golpe y un dolor agudo comenzó a perforarme el cerebro. Debía quedarme tirada, sin duda ya ninguno de mis miembros me respondía, y la respiración, bueno respiraba que era lo bueno creo.

El se puso de pie, dios que rapidez, seguro que era de los que hacia ejercicio a diario y yo me quede ahí, imposibilitada de hacer nada más que quejarme como una niña de tres años.
Eh? Bueno creo que no sabría decirte si me has hecho daño, pero creo que para la próxima usa cascabeles, una campana o luces por favor para que se corran de tu paso a tiempo

Tirada en el suelo y diciendo estupideces, ya era oficial, la única neurona que me había quedado había fallecido por el golpe y mañana seguro que cuando tuviera que hacer algún balance estaría perdida en la división de dos cifras.

La chica intentaba incorporarse al mismo tiempo que parpadeaba y se sujetaba la cabeza, maldición la había dado con fuerza y se había dado bien... Apoye mi mano en su hombro para evitar que se incorporara.

- Soy medico, no se mueva, voy a llamar una ambulancia, se ha golpeado la cabeza con fuerza... Explicaba al tiempo que sacaba mi móvil de un bolsillo y llamaba. - Si, soy el doctor Stanford, necesito una ambulancia en la calle... Mire hacia la pared para ver hasta donde había llegado y di el nombre. - Mujer, caucásica, veintitantos, caída con golpe fuerte en la cabeza, posible contusión, consciente en todo momento... Si... No, que venga y ya diré si tenemos que ir al hospital o no... Bien, gracias.

Mientras hablaba no había apartado la mirada de la chica mas que lo justo y necesario y en cuanto colgué me centre de nuevo en ella, haciéndole las preguntas de rutina que se hacia en estos casos para asegurarme de que no había mas daños importantes ya que sin mi maletín no podía hacer mucho mas.

Antes de un par de minutos la ambulancia estaba allí y los paramedicos la examinaron bien y aparte de la fuerte contusión por el golpe no había nada mas. Recomendaron que estuviera 24 horas en observación por lo que insistí en que fuéramos al hospital.
La joven fue subida a la parte trasera y yo subí con ella mientras los chicos iban en los asientos delanteros.

- ¿Quiere que avisemos a alguien cuando lleguemos señorita... ?

Tenía que ser una pesadilla, digo ahora mismo solo quería estar en Nueva Orleans junto a mis hermanas y mis padres soportando una de esas cenas ruidosas en lugar de estar ahí esperando una ambulancia, sin duda lo último que deseaba era tener ese tipo de atención.

Aunque pensándolo bien, ¿Quién se chocaba con un medico? Sin duda cuando me librara de todos tendría que ir a jugar a la lotería, quien quita y me saco la grande.

Dios a quien engaño, lo único grande que tendría será el chichón en la cabeza y todo porque mi lindo auto se había negado a funcionar, mi dinero era escaso y mi celular había decidido quedarse sin batería.

Lo escuche dar las indicaciones y me quede viendo sus ojos, dios ¿es que mi suerte no podía ser aun peor? Digo quizás si llevara falda esta se me habría subido al cuello dejando ver mis pantis viejas y llenas de agujeros, el era extremadamente guapo, tendría que estar ciega para no notarlo y aun así lo notaria digo, es como esos tipos de los anuncios de perfumes que ves y se te cae la baba imaginando que ellos huelen así.

Quizás por el golpe alucinaba, digo nadie se ve tan bien cuando estaba preocupado o actuaba tan serio, pero ya no importaba como sea de atractivo o que tan bien se vea así vestido o que por mi estúpida y retorcida mente me lo haya imaginado desnudo y en mi cama. Bueno era hora de descartar aquello y ser alguien serio que iba a un hospital con lo mucho que odiaba aquellos sitios tan fríos, bueno no mas fríos que donde estaba.

Tenía que responderle ¿verdad? Me había hablado y yo divagando de lo guapo que estaba o de lo que le haría de tener la oportunidad o de cuando se iría corriendo al ver a mi extraña y grande familia.

N…no, gracias, mi familia no vive en este país y solo los preocuparía, además me parece muy exagerado todo esto, de verdad me siento bien y si evitamos lo del hospital se lo agradecería doctor, no me gustan esos sitios. Este no es más que un golpe que seguro se pasara como todos los que me ha dado mi gemela en casa cuando éramos niñas por lo que sospecho que ya no puedo dañarme más de lo que ella me ha dañado. ¿Es normal que todo de vueltas?

Después de un discurso tan florido y sin contar el dolor que sentía al mover mi mandíbula sentía que todo estaba dando vueltas, al menos era yo la que comenzaba a sentir que estaba en una lavadora en pleno ciclo de secado porque él estaba normal.

Genial, voy a chocar con la única chica de la ciudad que no tenia a nadie, bueno, seguro que la única no pero, vaya suerte tenia la pobre, toparse conmigo cuando mas rápido corría..

- Shh... Ha sufrido una fuerte conmoción y si, es normal que todo de vueltas.. No se preocupe señorita, soy mejor mejor medico que corredor, esta mas segura en el hospital...

Bien Bryan, te mereces una buena patada en el trasero, has causado una conmoción cerebral a la pobre y tu bromeando, por favor... si ni siquiera sabes su nombre.
Llegamos al fin al hospital y doy orden de que la hagan un TAC para asegurarme, porque lo cierto es que no me gusta que se haya mareado.

Mientras se la llevan dentro a hacerle la prueba, hablo con Jake, el medico de urgencias esta noche y miro sus cartera para que la enfermera prepare su ingreso, me siento un ladrón cuando esto ultimo, pero al menos averiguo su nombre así y, por primera vez me fijo en ella, bueno, en la foto de su carnet... Unos preciosos ojos verdes me devuelven la mirada... Es una chica muy hermosa...

La enfermera me devuelve a mi realidad informando de que ya esta instalada en una habitación. Asiento y le doy las gracias, indicando que me lleven los resultados allí.
Cuando llego, ya esta tumbada en la cama con una bata de hospital mirando por la ventana con expresión triste.
Toco suavemente la puerta y entro sentándome en la silla que hay a su lado, devolviéndola el bolso.

- Señorita Deveraux... Lamento mucho lo ocurrido, tendrá que pasar la noche en observación... ¿Seguro que no quiere que avisemos a nadie, un novio o una amiga?

Por que de pronto se me hace tan importante saber si tiene novio?

No había caso, ahora que todo se movía tratar de fijar la vista en un solo punto se hacía complicado así que trate de mirar los hermosos ojos del hombre frente a mi mientras era trasladada a mi destino.

No tenia deseos de pasar por aquello que tendría que soportar en el hospital, pero ya estaba atrapada y todo por no levantarme rápido, para la próxima debía salir corriendo quizás así evitaba aquella atención innecesaria. Ya no podía hacer nada mas, cuando llegamos al hospital fui llevada a hacerme una tomografía y después llevada a una habitación donde tuve que ponerme una de esas batas que no dejan nada a la imaginación y que mostraban la peor parte de nosotros, al menos la mía.

En la cama recordé que no tenía mi maletín ni mis cosas, seguro se quedaron en la calle, genial. Tendría que hacer todo de nuevo, mis documentos, mi pase de oficina y para el estacionamiento, mi registro de conducir, buscar un teléfono nuevo, pero lo que más me dolía era la foto de mi familia, esa no podría ser reemplazada.

Estaba mirando por la ventana, al menos ya no me dolía tanto la cabeza gracias al medicamento que me habían dado pero no quería estar ahí tres días, ni tres horas, ni tres minutos, ya sentía que odiaba aquel lugar, seguramente no vería de nuevo al doctor y había perdido cosas que seguramente sería un dolor de cabeza recuperar de nuevo cuando un golpe llamo mi atención y mire a aquel dios griego entrar como si nada.

Podría ser posible que a pesar del golpe se viera más sexy ahora que estaba en su hábitat, no había duda esto lo beneficiaba y a mi vino un pensamiento que no debería tener y que sin embargo ahí estaba “como quisiera jugar al doctor ” pero vamos que yo de sexy con un golpe en la cabeza y una de esas batas no tenía nada, la rana René era más sexy que yo sin contar con lo deformado de mi cuerpo y las palabras de Cliff vinieron una vez más a mi “ Agradece que te folle, con ese cuerpo jamás conseguirás a nadie y menos con esa familia tan loca”.

Gracias doc, pero ya le dije que mi familia no está en este país y bueno amigos, amigos no he hecho aun y novio, pues esa palabra no está en mi vocabulario estos días. De nuevo gracias por preocuparse por mí y no dejarme tirada como cualquier otro habría hecho.

Dios tenía que dejar de imaginármelo cubierto de crema batida, eso no era sano, es que parecía que me había pasado un siglo sin sexo, cuando en realidad solo eran algunos meses. Solo era atractivo nada más y por lo visto demasiado lejos de mi poder adquisitivo.

- Por favor llámeme Bryan... No tiene que darme las gracias, es lo mínimo que podía hacer y no se preocupe por nada, yo me encargare de todo... Es lo menos que puedo hacer ya que el choque fue por mi culpa...

En ese momento llamaron a la puerta y vi a Jake con las pruebas en la mano, me disculpe un momento y me reuní con el, tras darme su informe e impresiones le di las gracias, pero antes de que pudiera volver con la paciente me pregunto como estaba, por lo visto ya se había enterado de lo ocurrido esta mañana, las malas noticias volaban... asentí sonriendo un poco y volví con la muchacha. Ahora ella era mi paciente y no quería pensar en lo otro.

- Buenas noticias señorita Deveraux. No ha sido tan serio como pensaba y con que pase esta noche aquí sera suficiente... Lo malo es que no podrá dormir de momento para estar seguros de que no hay daños mayores...

Carraspee un poco para concentrarme en lo que estaba diciendo, aquellos ojos verdes me desconcentraban por completo, desvié un momento la vista para volver a concentrarme, y me di cuenta de que aun estaba vestido con el chandal y totalmente sudado, genial... tendría que cambiarme y desde luego darme una ducha, pero no quería dejarla sola.

- Ah si! le traje su bolso... Tuve que mirar su carnet para su ficha de ingreso, espero que no le moleste mucho...

Bueno, esto era más de lo que podía morder y sin duda era un espécimen que no podría tocar, al menos no como deseaba y las malditas palabras de Lanie me venían a la cabeza como un recordatorio de que jamás había tenido nada tan apetitoso en mi cuenta de novios.

Asentí mientras él se presentaba y decía cosas que no tenían sentido, vamos que no era que me habría atropellado con el auto y tuviera que cuidarme, fue solo un choque que podría pasar a cualquiera que su auto se quedara y tuviera que caminar 15 kilómetros a su apartamento.

No es todo tu culpa Bryan y por favor llámame Amanda, además yo tampoco iba prestando atención por donde iba sin mencionar que ya me dolían los pies y digamos que necesitaba un aventón.

No entendía porque se sentía tan culpable por solo un golpe del que no era responsable, esto de verdad podría haber pasado en cualquier momento y suspirando cansada intente hacerlo sentir bien pero llamaron a la puerta y salió corriendo, bueno casi. Me quede observando ese culo glorioso, dios no debería lucir así un hombre. Casi podría tocarlo y seguro que estaría bien duro y dispuesto para una mordida.

Bueno al menos no tenía un daño cerebral, al menos no por este golpe y no tendría que permanecer más en ese hospital pero eso de no dormir no era algo que me tentara, comenzaba sentirme cansada y solo quería perderme en la inconsciencia donde seguro tendría mis buenas fantasías con Bryan. Si tan solo pudiera llevarlas a la realidad, pero vamos que descubra que soy tan desabrida en la cama como en la vida real sería demasiado humillante.

Gracias Bryan, de verdad gracias, me has salvado de tramites pesados y de perder algo que es muy valioso para mí. Estoy en deuda contigo, así que si necesitas de una contadora pues te ayudare con tu declaración de impuestos.

Y hay que admitirlo, para que otra cosa me quisiera un dios sexual así, los números eran mi mundo y no podría escapar de ellos.

Aquella chica era un cielo, no solo hermosa, si no también comprensiva, divertida, amable y cariñosa . Sin poderlo evitar sonreí agradecido por sus palabras y tentado mas aun de coger su mano y apretársela suavemente en agradecimiento, aunque lo ultimo supe pararlo a tiempo. Solo me faltaba eso, mostrarme demasiado cariñoso con una paciente.

- Gracias a ti Amanda y es lo mínimo que podía hacer... Bueno, la verdad es que puedo hacer algo mas, seguro que con todo no has cenado nada. Si me permites un momento voy a pedir que te traigan algo. Prometo volver enseguida.

Agarre su mano y le di un ligero apretón para confirmar mis palabras antes de salir de la habitación y acércame a la enfermera de recepción y pedirla que subieran algo de cenar para Amanda. Pero en lugar de volver, me fui a mi despacho y me di una rápida ducha poniéndome un pijama de medico limpio, preguntándome como narices no me había echado ella misma de la habitación por mi pinta y olor a sudado, seguramente por la conmoción y porque tal vez pensara que no podía.
Mientras regresaba a su habitación no podía quitarme de la cabeza ni el calor ni la suavidad su piel...

Cuando entre de nuevo, la encontré dormida y aun sabiendo que no debía dejarla dormir, no tuve el valor de despertarla, su rostro parecía aun mas dulce así, por lo que me senté despacio completamente decidido a vigilar su sueño... "Si claro, solo porque eres un buen medico ¿a quien pretendes engañar?..." Me recrimino la voz de mi cabeza

Podía ver el sudor deslizarse por ese cuello y de verdad tuve la tentación de probarlo, dios quisiera deslizar mi lengua por ese cuello hasta quitarle todo el sabor como a una paleta de frutas. Es que me estaba volviendo loca, vamos nunca quise estar cerca de un chico sudado jamás, por lo general evitaba ir al gimnasio para no tener que soportarlos pero ahora se me antojaba jodidamente sexy verlo sudado y preocupado por mí.

Si tan solo no fuera un producto de mi imaginación y del golpe, porque vamos cuantas oportunidades tienes de encontrarte con un tipo así y que sea casi como esos príncipes de cuentos, todo noble, amable y terriblemente lindo. No cabía duda de que muchas se harían las enfermas solo para que él les tome la temperatura.

Cuando iba a rechazar la comida el simplemente se fue, ¿es que podía ser más lindo? Vamos que no debía ser humano, por favor, no había chicos que se dedicaran así a una chica, pero seguro era por la culpa, lo sabía bien, desde mi pelea con Cliff había estado de malas con los chicos y no tenía que esperar que un sexy desconocido se fijara en mí.

Lo más extraño es que no se en qué momento sucedió, pero estaba mirando la puerta para verlo entrar cuando de repente estaba en la calle caminando hacia mi casa de nuevo. ¿Esto era real? Pues debía serlo, una estaba caminando a casa mientras mi mente divagaba hacia chicos lindos que me atropellaban cual película de Disney, y de verdad se me daba muy mal cantar así que mientras esperaba a que la banda sonora comenzase seguí mi camino.

¿Pero esta no era…? Si estaba en Nueva Orleans, en la calle que iba de la empresa de Cliff a casa, esto no me gustaba no quería revivir ese día, cuando mis hermanas habían montado ese show, no me gustaba volver a sentirme de esa manera.

Llevaba horas o minutos mirándola dormir, no lo sabia y no me importaba, no podía apartar los ojos de ella. Aunque mi mente estaba en otras cosas, en la operación de aquella mañana y en la reunión que tendría a la mañana siguiente. Pero la reunión no me importaba para nada, el daño ya estaba hecho...

Sacudí mi cabeza desechando todo aquello, no era el momento de pensar en eso, era el momento de atender y vigilar el sueño de Amanda, debería despertarla, pero su rostro seguía siendo tan dulce...
No... algo había cambiado... su ceño estaba ligeramente fruncido y podía notar como sus ojos se movían rápidamente debajo de sus parpados cerrados... estaba soñando y una pequeña palabra salio de sus labios "Cliff" haciendo que me preguntara quien seria el dueño de aquel nombre...

El sueño tuvo que pasar a algo mas porque su respiración se acelero un poco y su ceño se frunció mas, vale, hora de despertarla del mal sueño.
Me incline sobre la cama y sacudí ligeramente su brazo para despertarla.

- Amanda... Amanda despierta... Es solo un sueño...

Un pequeño gemido escapo de su garganta, no podía creerlo ¿estaba llorando? no, no podía ser, lloraba por ese "Cliff" o por algo que aquel tipo le había hecho?
Sin dudarlo me senté en el borde de la cama y la sacudí un poco en los hombros con cuidado de no mover mucho su cabeza, hablando un poco mas fuerte.

- Amanda despierta, es solo una pesadilla...

Ahí estaba de nuevo siendo humillada en casa, por un hombre que rechazaba a mi familia tildándola de loca, a mis hermanas y a mi gemela, después hablando a mis espaldas en la empresa sobre lo mal que había quedado por su rechazo. Es que lo que le hizo Tabby había sido poco, de verdad que se merecía que le castrara y lo que más me enojaba era que por su culpa había tenido que salir de mi hogar, porque no soportaba verlos, ni a los demás que creían sus mentiras.

Nadie podía imaginar cuanto extrañaba a mi loca familia, cuando estaba yo dispuesta a dar por ellos pero jamás les dejaría saber que tan profundo ese rechazo había calado en mi interior, ser una tipa triste y amargada no me gustaba, no cuando estaba con ellos. Estaba gritando su nombre, llenándolo de apodos que harían a Tabby tan orgullosa por lo que sospecho que mi subconsciente los había aprendido de ella.

Esto sí que estaba mal, de verdad no quería ya soñar con el idiota ese cuando una voz a lo lejos me llamaba. Bueno ahora si mi mente estaba dándome algo bueno, era la voz de Bryan que me llamaba, y mientras esperaba que apareciera vistiendo solo una hoja de parra al mejor estilo Adán y poder darme un banquete con aquel cuerpo en mi sueño, nada paso, el solo me llamaba preocupado por lo que abrí los ojos y estaba sentado en la cama a mi lado mirándome con esos ojos preocupados.

No le sentaban bien la preocupación, ellos debían brillar de alegría, cuando pagaría por verlo sonreír, seguro que podría iluminar un edificio, seguro que era como las de los comerciales y esos labios, no se quedaban atrás, dios quisiera morderlos pero vamos que estaba más libidinosa que de costumbre.

Perdón… yo no quise…

Había un nudo en mi garganta, ¿había llorado? Tenía los ojos húmedos, y me molesto, me había prometido no volver a llorar por Cliff, después de todo no lo amaba, el no era amor, ni sexo, solo era conformidad y por suerte no llegue a mas.

Al fin abrió los ojos, unos ojos aun llenos de lagrimas y por algún motivo mi mandíbula se tensó al estar seguro de que ese "Cliff" tenia mucho que ver con aquellas lagrimas.
Negué con la cabeza cuando se disculpo limpiando las lagrimas de sus mejillas con mi dedo.

- No tienes de que disculparte Amanda. Solo ha sido una pesadilla, nada mas... seguramente por culpa del golpe...

Eche un poco de agua en un vaso y se lo di para que bebiera, con una pequeña sonrisa, quería que no pensara mas en ello y al mismo tiempo quería preguntarle por la causa de sus lagrimas y, sobre todo, preguntarle por quien demonios era el tipo ese que había mencionado en sueños.
Y entonces caí en la cuenta de que, después de aquella noche, lo mas seguro es que no la volvería a ver, así que no se porque infiernos aquello me sentaba tan mal ni por que me preocupaba tanto ni ninguna otra mierda.

Me pase una mano por el pelo soltando una mezcla de suspiro y resoplido frustrado vuelvo a mi sitio en la silla. No, ella no querría volver a saber nada del tipo que la había atropellado y hecho pasar la peor noche de su vida en la ciudad... y seguramente seria mejor así... Yo no era el mejor partido, alguien casado con su trabajo y era posible que después de mañana no tuviera ni eso...
Solo que ahora, estaba con ella a solas y despierta en aquella habitación y no sabia de que hablar ni que decir ni que nada de nada...

- Bueno...

No era posible que aun me sintiera afectada por el idiota de Cliff, no cuando había comenzado a sentirme bien y al fin a gusto en esta nueva ciudad, quizás la visión tan magnífica prospecto ahí cuidando de mí tan cerca y a la vez tan lejos. Encima el estaba ahí mirándome con esa sonrisa que podría derretir todo un glaciar si se lo proponía, secándome las lagrimas con sus suaves dedos, si hubiera sido más valiente seguro que podría suspirar con solo sentirlo tocarme de nuevo.

No suelo actuar así, lo del golpe solo hizo que salieran a flote cosas que no deseaba recordar, pero perdona por ser una niña tan quejosa

Tome el agua esperando no haber hablado dormida, lo último que necesitaba era llevar a la realidad la humillación que había sufrido y menos con un chico tan guapo, de verdad no necesitaba que él me viera así, tampoco necesitaba mostrar mis miserias a nadie.

Cuando él se separo con esa actitud tan confusa, era como si le molestara estar ahí, conmigo y después de todo como lo culparía, no tenia porque cuidarme porque de verdad estaba bien y el dolor bueno no era ahora nada de qué preocuparse y se lo había dicho.

Cuando volvió a la silla fue extraño lo que me hizo sentir, era frio, se sentía vacio y sentándome en la cama, era casi palpable y después lo vi, el parecía tan diferente, con ese uniforme de médico, le quedaba tan bien como la ropa que había usado antes, dios creo que hasta con una bolsa de papas quedaría genial y sexy, entonces comencé a pensar que quizás sea eso, lo que sentía, que era tan, pero tan guapo que solo quería estar cerca para poder después soñar con que quizás podría tenerlo un momento.

Bueno, gracias por cuidar a este dolor de cabeza que es la pobre chica con la que te has topado. Si tienes cosas que hacer siéntete libre de hacerlo, yo estoy bien ya ves, tengo la cabeza dura y dudo que un golpecito me haga mucho

Si sentía su ausencia, y era extraño, el solo había estado sentado un momento en la cama conmigo pero ahora tenía una sensación de frio que me calaba hondo, más de lo que hubiera deseado.

No pude evitar sonreír un poco por su explicación y volviendo a pedir perdón por su comportamiento.

- Amanda ya te lo he dicho. No tienes por que pedir perdón y no eres para nada quejica... ademas, después de ese golpe, tienes todo el derecho del mundo a quejarte.

La miro, en realidad no puedo apartar los ojos de ella mientras bebe el agua a pequeños sorbos y cuando acaba le vuelvo a coger el vaso y lo dejo en la mesilla.
Ella ha bajado la vista y mira sus manos jugueteando con la manta, yo también, tiene unos dedos largos y finos, recuerdo el contacto de su piel, suave y cálida y quiero volver a cogerla la mano, pero en lugar de eso me paso la mano por el pelo, y entonces ella vuelve a hablar, su voz es dulce y tan suave y cálida como su piel. Pero sus palabras están cargadas de dolor y no por el golpe, me esta despidiendo y yo no quiero irme. Cuando acaba un pequeño escalofrío recorre su cuerpo.
Me levanto y saco otra manta del armario y se la pongo por encima de la que ya tiene.

- No tengo nada mejor que hacer...- Mierda, eso ha sonado fatal. - Quiero decir que yo quiero estar aquí y cuidarte... Al menos esta noche, estas aquí por mi culpa y no eres ningún dolor de cabeza...

Me vuelvo a quedar sin palabras, sin saber que decir sin meter mas la pata, me paso la mano por el pelo intentando encontrar las palabras y solo se me ocurre una cosa.

- ¿Te apetece tomar un café? creo que algo caliente te vendría bien...

Si, genial, eres todo un genio Bryan... Me reprocho, parecía mejor pensado que dicho..

Bien ahora lo había arruinado, no quería que se fuera, pero como le decía eso, el sentía culpa por haberme chocado y yo solo podía imaginarlo conmigo en la camilla, desnudo mientras hace temblar mi mundo, pero que digo no hace falta que se denude, solo con una sonrisa como la de hace un momento o esa mirada ya estaba temblando.

Lo mire cuando me puso la manta encima y después lo del café, en realidad no tenía ganas de café, era todo lo que había comido durante el día y ya comenzaba a sentir acides así que lo tome de la mano. Bueno no fue mi mejor idea, tocarlo fue algo tan… increíble, su piel cálida y suave, sus manos grandes y fuertes, podría sentirme segura en sus brazos, era todo lo que quería, sus brazos a mi alrededor, así ya podría morir o dormir feliz, eso depende, quizás la petite mort .

No podía dejar de ver su mano, y tire de él hasta abrazarme a su cintura apoyando mi cabeza en su vientre, bueno casi llegaba a su pecho, el era bastante alto y eso me recordaba que me flipaban los tipos altos por lo que podía entender porque este me había golpeado tanto y no solo por la caída.

Hundí mi nariz en su ropa, dios olía a gloria, era una mezcla de colonia sumamente masculina, jabón y a ropa limpia, dios podría quedarme a vivir en este lugar, abrazada a él, con ese aroma que exclamaba masculinidad y de pronto el frio se fue, el vacio se fue, era como si mis brazos pertenecieran a su alrededor, pero esto era solo una falsa ilusión, vamos que él no quería nada que ver con una chica como yo.

Gracias, pero no quiero café, si tu quieres está bien, creo que te aburrirás mucho y gracias por querer cuidarme aunque sea solo esta noche

Dios no pude ocultar la tristeza en mi última frase, es que tanto me dolía saber que solo seria esta noche, saber que mañana no estaría, que volvería a mi vida conformista, si bien había querido esta vida tan predecible para huir de la locura de casa pero ahora que lo había conocido nada sería igual. Y mientras seguía abrazándolo, quizás el se sentiría incomodo, bueno esperaba a que me corriera pero hasta que sucediera disfrutaría de eso.

Me sorprendió que cogiera mi mano y mi mirada baja hacia su mano atrapando la mía y vuelo a sentir la calidez de su piel, su suavidad, estoy a punto de atreverme a acariciar esa mano cuando de pronto me abraza, aferrándose a mi como una lapa, si antes estaba sorprendido, ahora estoy anonadado, no se como lidiar con esto, nunca antes me había visto en una situación así. Mi mirada va hacia la puerta, después de lo ocurrido hoy, si alguien entra en este momento, no se que podría pensar... Mierda, aun sin lo pasado esta mañana, seguro que esto se salta unas cuantas normas éticas y morales entre medico paciente.

Bajo la mirada a ella para decírselo, explicárselo, pero antes de poder decir nada ella vuelve a hablar y vuelvo a escuchar esa nota de dolor en su voz y antes de pensar en que estoy haciendo, me siento en la cama y la abrazo acariciando despacio su espalda mientras siento como su cuerpo se estremece de nuevo.
Pienso que es una locura, pero se ve tan frágil y pequeña entre mis brazos, que tan solo quiero protegerla, consolarla de ese dolor que escucho en su voz... aliviar la carga que parece llevar y a la mierda con las normas, ya lidiare con ellas si alguien lo ve y piensa lo que no es. Aunque ni yo mismo se lo que es ahora mismo.

Quiero decirla que todo esta bien, que no va a pasarla nada malo, pero las palabras no me salen, así que tan solo sigo ahí sentado, abrazándola y acariciando su espalda despacio, consolándola un poco por tan solo esta noche, o eso al menos me digo a mi mismo mientras siento como su cuerpo se va relajando poco a poco...

Nota de THE MASTER:

El doctor Jake Thompson caminaba por la guardia, sabia bien que el doctor Stanford estaba a cargo de la señorita Deveraux de la ama 326 y creyó que tal vez seria momento para preguntarle sobre aquel caso de la mujer con el furúnculo en la espalda.

El doctor Thompson era bastante nuevo en el lugar y en realidad tenia miedo de que este crecimiento anormal de masa en la espalda de la mujer pudiese ser un tumor maligno, así que decidió buscar al jefe, ese al que todos admiraban por su intachable reputación, ese que era admirado por ser un hombre directo, sereno y que siempre sabia que hacer en el momento correcto con una fuerza de voluntad infranqueable.

Se dirigió entonces a toda prisa a la cama 326 y para su sorpresa vio al doctor Stanford abrazado con la joven Deveraux en un momento completamente incomodo e inapropiado.
El joven Thompson carraspeo aclarando la garganta mientras los miraba fijo, anonadado por la visión del doctor mas admirado rompiendo su juramento y haciendo algo que nadie esperaría de el....meterse con una paciente

-est...mm...b...Buenas noches...disculpe doctor Stanford, puedo verlo un momento?

¿Qué estaba haciendo? Esto estaba mal, él ni siquiera sabía que era lo que se me pasaba por la cabeza y cuando me abrazo lo supe de inmediato, conocía bien los abrazos incómodos, no había tenido que abrazarlo, y como culparlo, que extrañara horrores a mi familia y que me sintiera tan sola en aquella ciudad no eran los motivos validos para meterlo en una situación tan incómoda.

Solo quería a mis hermanas, aunque sea a Tabby, hasta a ella estaba dispuesta a soportar en este momento, solo quería un abrazo pero estaba mal y metía en líos a un hombre que solo me había ayudado por lo que cuando oí la voz de alguien más en el cuarto tuve que pensar rápido, dios como salir de esta situación que era extraña y todo por mi causa.

Bueno no tenia que forzarlo mucho después de todo el conectarme con aquel sentimiento doloroso no me tomo mucho tiempo, quizás la rabia lo hacía más fácil, rabia porque había sido tan ilusa de creer que en verdad Cliff era el hombre de mi vida, o que este hombre que me abrazaba podría algún día desarrollar algún sentimiento que no fuera la pena y la compasión por una niña a la que se choco por azar.

Cerré los ojos y tomando aire lo deje salir de mi, aquellos sentimientos brotaron en lagrimas que rápidamente llenaron mis mejillas y mi cuerpo se convulsionaba por los sollozos, si tenía que haber sido actriz, pero todo valía para salvar la situación, así que mientras dejaba que el llanto deformara mi rostro, más de lo que ya estaba, aleje a Bryan de mi mirando al otro médico que había entrado y no sé cómo me libere de la cama y camine hacia el baño encerrándome no sin antes decir…

Gracias Doctor por su apoyo, perdone mi atrevimiento no debí abrazarlo así, perdone no quise meterlo en problemas con mi llanto tan repentino.

Apoyada contra la puerta me deslice hacia abajo abrazando mis rodillas hundiendo mi rostro entre mis brazos para así poder llorar como debía, en silencio, quería que en algún momento aquello se fuera de mi, ya no quería sentir esa opresión en el pecho pero ahora no era el momento, así que pensé que quizás podría pedir el alta voluntario, quería estar enroscada en mi cama para ser miserable a solas como se debía y ya no ponerme a pensar en cosas que jamás pasarían.

Sentí como se tensaba de nuevo y detuve mis caricias en su espalda, sin saber que hacer, estaba completamente confundido, nunca había tenido que lidiar algo así con una mujer, menos aun con una paciente. Esa era una de las ventajas de ser cirujano que, la parte mas emocional venia por lado de los familiares, los pacientes estaban sedados o recuperándose de la operación, doloridos y con pocas ganas de hablar, menos aun de que fueran abrazados.

Y allí estaba aquella joven que, en un momento me había hecho.. ¿el que? no había hecho nada, solo había tropezado con ella... Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la aparición del doctor Thompson, que me miraba completamente asombrado, cosa que no era para menos, el cirujano jefe, que había perdido los papeles aquella misma mañana, estaba por la noche abrazando a una paciente que había traído el aquella misma noche.
Para colmo de males, ahora Amanda se ponía a llorar como una magdalena, volvía a pedir perdón y se encerraba en el baño huyendo de mi, pero que demonios pasaba hoy? había luna llena o algún tipo de conjunción planetaria extraña? por que otra explicación no se me ocurría.

Miro, confuso por un momento, la puerta del baño por donde ella había desaparecido y, como si de un interruptor se tratara, mi profesionalidad regresa.
Mi vista vuelve hacia el doctor Thompson y me acerco a el, en realidad, salgo al pasillo y espero que me siga, creo que lo mejor ahora es dejar a la chica a solas, y el joven doctor así lo entiende porque me sigue y cierra la puerta tras el.

- ¿En que puedo ayudarle doctor Thompson?

Pregunto manteniendo la profesionalidad, mirándole a la cara y hablando bajo, al fin y al cabo estamos en el pasillo de un hospital.

Nota de The master:

cuando la joven salio corriendo Thompson se asusto aun mas y dio un leve salto hacia atras metiendo las manos en su bata y aferrandose a los pequeños papelitos de dulces que tenia alli. se quedo pasmado a la espera del doctor Stanford y cuando por fin se aero el solo volvio a carraspear y bajo la mirada
-d..doctor, usted sabe que eso no esta permitido
murmuro el con voz timida y levanto al fin la mirada hacia el
- no..no se puede tener ese tipo de relaciones con las pacientes..d...doctor
claro que el joven se sentia intimidado por la presencia del doctor Stanford, pero aun asi, le dijo exactamente lo que pensara a la espera de que eso no fuera causante de algun problema para el

Tenía que calmarme, no podía seguir así ni un minuto más, pero dejar de llorar ahora era algo imposible, era como si hubiera abierto una compuerta que ya no podía cerrar. Podía escuchar las voces alejarse del cuarto y me puse de pie entreabriendo la puerta viendo que se habían ido y tuve que contener un sollozo cubriéndome la boca con la mano, es que ya lo había arruinado, el pensaría que estaba loca, que era una tipa necesitada que lo abraza cuando no es necesario.

Me lave el rostro con abundante agua, mi cabello era un desastre pero intentar peinarlo era doloroso y mientras me pasaba la mano por la cabeza sentí el cabello mojado, quizás me había caído sobre un charco de agua, era genial, ahora lo tendría todo apelmazado bueno no había de otra.

Mire mi mano, iba a secarla cuando en vez de agua o barro había sangre en mis dedos, quizás podía ser una pequeña herida por el golpe, bueno no tenia suerte así que suspirando moje una toalla y la puse en donde tenía la herida al menos eso creía y me dirigí a la cama. Ahora estaría sola, seguro que no regresaría, quien quiere estar con una acosadora como yo.

Me recosté dejando la toalla bajo la cabeza, no quería manchar la almohada, y cerré los ojos esperando el momento de ser libre de aquel lugar cuando escuche la conversación de afuera, bueno no había televisión y mis cosas estaban fuera de mi alcance como para encontrar mi mp3, además no estaba de humor para la música, al menos no si no podía cantar.

Mierda había hecho algo realmente malo, dios ellos estaban hablando que él no debía abrazarme y era mi culpa. No podía dejarlo así, tenía que aclarar que yo había sido la que lo abrazo, que él no quería hacerlo, dios es que acaso tendría que humillarme una vez más para demostrar lo patética que soy. Bueno no tenia de otra, no permitiría que alguien tuviese problemas por mi culpa, y definitivamente me iría del hospital, yo no quería estar ahí en un principio.

Salte de la cama y tome mi bolso y mis ropa, me vestí rápido y mire la toalla, estaba manchada pero bueno seguro se detendría cuando estuviera en casa, después de todo siempre dicen que los cortes en la cabeza sangran mucho. Me dirigí a la puerta y al pasillo donde estaban los médicos, bueno era el momento, así que tome aire y camine hacia ellos.

Solo quería decirle ¿doctor Thompson? Que no hay nada eso que usted dice, y de todos modos lo del abrazo fue mi culpa el doctor Stanford no tenía intenciones ni ganas de abrazarme así que no fue nada su culpa.

Dije mi discurso y me di la vuelta encaminándome por el pasillo hacia la salida, por suerte había un cartel que la indicaba, era mejor eso a estar dando vueltas y humillarme más. Iba a mitad de mi camino cuando las luces se desvanecieron y después todo resulto confuso, y supe que me había desmayado.

Me tenso por completo al escuchar a Jake, como demonios a podido llegar a pensar nada de eso? me pregunto mirándole duramente, pero al momento me doy cuenta de que tiene razón al decirlo. Resoplo e intento relajarme pasando mi mano por el pelo, hoy a sido un día de mierda para mi y la noche va por el mismo camino. El joven doctor parece asustado por lo que suavizo mi mirada hacia el y asiento levemente.

- Tiene razón doctor Thompson. No se que me ha pasado ni por que lo he hecho... Atropelle a la pobre chica y le cause la conmoción y ella se puso a llorar y no tiene a nadie... No se, solo intentaba consolarla un poco...

¿A quien pretendo engañar? la abrace porque quería abrazarla, protegerla, consolarla, mantenerla entre mis brazos y no soltarla nunca.
En ese momento la muchacha sale de la habitación completamente vestida. Esta pálida, mas pálida que antes, tiene los ojos enrojecidos de haber llorado y su pelo esta un poco desordenado.
Antes de que ninguno pueda decir nada ella comienza a hablar y me deja completamente clavado en el sitio sin saber que decir ni que hacer hasta que se gira y veo su pelo manchado de sangre y apenas ha dado un par de pasos cuando veo como sus piernas se doblan y me lanzo a por ella cogiéndola justo a tiempo de que no toque el suelo.

- Te tengo pequeña... - Murmuro llevándola en brazos de vuelta a la habitación y a su cama donde la dejo con cuidado.
- Tranquila pequeña... te tengo...
Comienzo a examinarla sin entender que a pasado, cuando llego no sangraba y según Jake el TAC estaba bien.

- Llama a una enfermera. Hay que repetir el TAC y asegurarse que no hay mas daño y limpiar todo esto..
Ordeno al joven doctor sin apartar mis ojos de Amanda sin dejar mi examen... las pupilas reaccionan, al menos eso es buena señal.

Nota de The Master:

Las palabras del doctor Stanford tenian sentido para el joven Jake, pero al mismo tiempo el sabia que ella no podia seguir siendo la paciente de Bryan.... ¿cómo decirle tal cosa a su jefe?.... no podia simplemente salirle con que el lo sacaba del caso, pero al mismo tiempo la etica del joven le impedia permitirle al mayor continuar con tal cosa.... como era que iba a admirarlo ahora? como se suponia que fuera su ejemplo a seguir si el mismo jefe rompia las normas del juramento que los hacia medicos.....nego un poco y respiro profundo
-si señor...claro señor
dijo en tono casi militar y agarro el telefono de la habitacion
-preparen la sala de TAC vamos con una paciente........si...la paciente del doctor Stanford pero el.....el....el le dara el caso a alguien mas
lo mira mientras habla como pidiendole que no lo mate pero sabiendo que es lo mejor para el y para la joven. si el queria seguir con lo que fuera que estuviera sucediendo antes en esa habitacion..... Stanford no podria ser mas el medico de la señorita Deveraux